¿Seguiría el SNTE?
Aunque algunos críticos siguen considerando como error la instalación de una mesa de diálogo en Gobernación para tratar la reinserción laboral de los ex trabajadores de LyFC, toda vez que estaba visto que el SME de Martín Esparza no aceptaría nada que no fuera la derogación del decreto presidencial del 11 de octubre, hoy los analistas (entre ellos Pablo Hiriart, en La Razón) ponderan la medida del gobierno federal y perciben como uno de los objetivos de esa decisión, el propiciar “el aterrizaje más terso a la extinción de LyFC”. No omite en señalar, sin embargo, el autor de la columna Uso de Razón, que la medida “parece un contrasentido”, sobre todo porque cuando el gobierno federal negó la toma de nota a Martín Esparza como secretario general del SME, desconoció en él todo tipo de liderazgo, pues no sólo carecía de representatividad sino que, además, había llegado a ese puesto a través de un fraude en las elecciones internas de esa organización gremial. Sin embargo todo mundo vio entrar a Esparza a la Secretaría de Gobernación para sentarse con los representantes del gobierno que lo desconocieron. De ahí que el columnista cuestione con toda razón a las autoridades federales: ¿Son dirigentes legítimos o no lo son? ¿Ya se echó para atrás el gobierno con el desconocimiento a la dirigencia encabezada por Esparza? ¿Qué otro paso hacia atrás sigue? Por supuesto que genera incertidumbre en la opinión pública el hecho de que se haya instalado esta mesa de diálogo entre Gobernación y el SME, pero las razones de fondo para hacerlo, más allá de comentarios, se inscriben en el contexto del anuncio que el fin de semana hicieron de manera conjunta los secretarios de Trabajo, Javier Lozano, y de Economía, Gerardo Ruiz Mateos. Tras insistir en que el gobierno federal no dará marcha atrás al decreto que extingue LyFC, Lozano dijo que se ofrecerán asesorías y facilidades a los electricistas para que se autoempleen, y puso a su disposición 21 franquicias de distintos giros. Con esto, el gobierno amplía su cobertura a los trabajadores; promete cursos de “reconversión laboral” para capacitarlos en computación, mecánica automotriz, refrigeración, mantenimiento de vehículos y de inmuebles, asistente educativo, dibujo asistido por computadora, inglés y hasta en electricidad. La medida, de acuerdo a los análisis de columnistas políticos, representa un intento de hacer más terso el proceso de liquidación de LyFC, y para tratar de convencer a más trabajadores a que pasen a recoger cuanto antes su liquidación para que puedan hacerse merecedores de estos beneficios. Sobre todo cuando el propio Lozano, el sábado, informó que son dos mil 527 los electricistas que han ido a recoger sus cheques, un porcentaje mínimo con respecto al número total de agremiados del SME, que rebasa los 44 mil trabajadores. Con todo, analistas políticos y financieros, así como diversos sectores de la sociedad, siguen pensando que el decreto de extinción de LyFC ha sido hasta hoy la medida más acertada asumida por el gobierno del presidente Calderón, y muchos creen que otras organizaciones gremiales como el SNTE estarían poniendo sus barbas a remojar, ante la posibilidad que la liquidación de LyFC sea parte de una estrategia global del calderonismo para desmantelar el corporativismo sindical en el país.
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